Sin preámbulos, creemos muy conveniente la lectura detenida de este contundente escrito publicado el domingo 18 de septiembre 2011, en EL MUNDO/El Día de Baleares,
El porc negre no fa país
Hago público un correo. Comparto con ustedes su contenido. No añado ni quito. No hace falta. Tampoco me esmeraré en hacerlo ameno. Podría porque lo que van a leer puede parecer gracioso, pero yo no le veo la gracia. Acostumbrado a erigirme en juzgador de actitudes ajenas, hoy prefiero ser aséptico. Es la frialdad del relato de mi amigo lo que hace todavía más desasosegante la obsesión de los independentistas por llevar su esquizofrenia política hasta el ridículo. Todo vale para imponer su Historia, no la real sino la fabulada, débil argamasa de un anhelo que sería respetable si no se sustentara sobre hechos deformados, maquillados, ignorados, amplificados o minimizados en nombre de la construcción de un país imaginario.
Acostumbrado a que me tilden de nazi, de puto foraster y pretendan apiolarme socialmente, este correo que me envió un compañero de fatigas el pasado jueves tuvo el poder lisérgico de demostrarme que no andaba muy equivocado cuando advertía de los peligros de no hacer frente a los talibanes de la barretina. Que me perdone mi amigo Antonio Perich, que me envía cartas, que publico, afeando los gruesos calificativos que dedicamos a los pancatalanistas de Baleares los columnistas de este diario. Estoy seguro de que en breves líneas no tendrá más remedio que darme la razón.
Lean, lean, la historia del cerdo y el independentismo. Como el porc negre, este correo electrónico que recibí el pasado jueves, no tiene desperdicio:
«Hace unos meses tuve que asistir en Felanitx a un cursillo denominado Jornada Tècnica de Races Autòctones. Els Programes de Conservació. Lo impartía el Institut de Recerca i Formació Agrària i Pesquera (IRFAP), dependiente de la Consejería de Agricultura.
El cursillo era obligatorio para los titulares de aquellas explotaciones que llevamos tres años solicitando subvención por tener rebaño de oveja de pura raza mallorquina. Como es habitual en las razas autóctonas mallorquinas que se han ido fomentando y oficializando estos últimos años, hablamos de animales poco productivos y por lo tanto poco rentables pero con bastante buena adaptación al clima y pastos locales. Desde luego muy poco competitivos con razas extranjeras criadas en explotaciones extensivas de América o Australia.
(Vamos que mi fuente sería feliz, como todos los payeses de Baleares, si pudiera poblar sus improductivas tierras con un ganado mejor que el que tiene pero si se trata de fer país está dispuesto a pastorear la oveja aborigen. Todo sea por lo nostro).
Después de una larga pero buena explicación sobre conceptos como la mejora genética, los cruzamientos de tipo mejorante, industrial, absorbente etc. entramos en el Programa de Conservación del Porc Negre Mallorquí. Lo primero que me sorprendió fue que en el apartado sobre Razones de su recuperación, el punto 7 del programa dice que se trata de un elemento de ¡¡¡identidad cultural!!!
(Ya ven que la cosa se pone interesante. O sea, que si un payés decide criar cerdos Landrace, Duroc o Hampshire —tan sonrosaditos como rentables— y no el genuino porc negre mallorquín está atentando contra sa nostra terra. Normal que se subvencione a los ganaderos de un cerdo tan patriótico como poco productivo, por mucho que su sobrasada sea manjar de dioses. Pero sigan leyendo, por favor, que ahora viene lo bueno).
Después de unas explicaciones pormenorizadas sobre la morfología, el libro genealógico, los complementos para las cerdas lactantes, las gestantes, la evolución del censo etc. etc. el conferenciante entró en algo de Historia de Mallorca. Al llegar a la conquista cristiana o aragonesa, como se quiera llamar, comentó con gran sutileza que en el Libro del Repartiment, donde se describían las fincas que se adjudicaban a los caballeros cristianos llegados con Jaime I el Conquistador, así como los activos de cada explotación, los aperos, los animales etc. que se confiscaban a los moros, se constataba de la existencia de cerdos. El problema era que si había puercos es que había cristianos y entonces se podría entrar en el espinoso asunto de qué hablaban esos cristianos. El conferenciante comentó que los cerdos constan en los listados de animales pero que no se ha querido profundizar más por ÓRDENES EXPRESAS DE LOS RESPONSABLES POLÍTICOS DEL MOMENTO.
(Por si alguien no lo ha pillado se lo aclaro: los censores eran los gurús del Hexapartito y su miedo es que aquellos payeses sumaran dos y dos. Si los independentistas se empeñan en afirmar que gracias a Jaime I y su hijo Jaime II en Baleares se habla catalán, que antes de su llegada ya hubiera unos paisanos, tan devotos de Dios nuestro señor como ellos, criando el animal prohibido por el Islam es una putada, perdón una cerdada).
Para los pancatalanistas la historia empieza en 1229. El imperio romano, el latín y el romance son tabú. Lo que se hablaba antes de la llegada de Jaime I era árabe o lenguas traídas por los musulmanes. Cualquier mentira o censura está justificada para crear la entelequia de los Països Catalans. Si han de desaparecer los cerdos antes de Jaime I, pues no se habla de ellos y punto.
Era evidente que el conferenciante no compartía del todo esa visión censora de corte nacionalista. Al acabar la clase quise indagar más y preguntarle detalles sobre algunas de las possessions donde estaban los cerdos cuya pezuña histórica se empeñan en borrar».
Ahora que estamos solos reconozco que el esperpento que acaban de leer parece cómico. Lo sería aún más si no fuera la prueba fehaciente de hasta qué grado de esquizofrenia pueden llegar estos farsantes en aras de la (de)construcción nacional. Nada menos que a podar el árbol genealógico del porc negre. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Les suena lo de la pureza de raza? Pues eso. Ni pajolera gracia.
Agustín Pery. Director. EL MUNDO/El Dia de Baleares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.